Contra viento y marea, la calle se mantiene como foco de actividad comercial
José Vázquez Torres lleva más de seis décadas vendiendo gorras en el casco de Río Piedras.
Para el hombre de 65 años de edad, cuyo negocio al presente se ubica en el Paseo de Diego, el deterioro que ha sufrido el área en los pasados años es irreversible: “Han bajado la ventas como en un 90% y va pa’trás como el cangrejo […] esto no se va a levantar”.
Este sentimiento lo comparte Claudio
Cabral, quien labora llevando mercancía a una tienda en el Paseo. Cabral,
que ha trabajado de una u otra forma en la calle por cerca de treinta años, lamenta
el que las bajas ventas hayan forzado a muchos, incluyéndolo, a cerrar tiendas
que en su mejor momento fueron negocios exitosos.
No obstante, para muchos, el Paseo de Diego sigue formando parte esencial de su vida cotidiana. Carmen Mejías, aprovechando esta nublada mañana para hacer sus compras, se canta como una visitante frecuente del legendario Paseo. Mejías, residente en Puerto Rico desde hace un lustro, destaca los manejables precios que encuentra. “Siempre buscamos la economía. Los precios son bien buenos… (aunque) no todo el tiempo”, añade. Además, a Mejías le agrada el ambiente y el hecho de que puede hacer sus compras cerca de su hogar. “Llego caminando”, dice sonriente.
Antonio Rosa Rodríguez igualmente apunta a la comodidad de transporte para explicar su asistencia "semanal" al Paseo. El anciano llega libre de costo utilizando las guaguas de la AMA, y en el paseo, él y su compañera consiguen “cosas pa’ los nietos”.
“Esto no va a cambiar”, dice Vázquez Torres, señalando el cierre de numerosos comercios como evidencia de la irreversibilidad de la decadencia, al tiempo que anticipa un aumento en la cantidad de negocios que harán lo mismo en un futuro cercano. El sexagenario rememora los tiempos en que “había que pedir permiso para caminar. Ahora se cuentan hasta las hormigas”.
Entre las razones para el deterioro se cuentan los altos costos de mantener un comercio en funcionamiento, en particular por los precios de las rentas y la electricidad. Para la vendedora de billetes de lotería tradicional, Monserrate Contreras, el auge de los grandes centros comerciales complica enormemente la posibilidad de llevar un negocio exitoso en lugares como el Paseo de Diego. “La gente se olvida de los pueblitos”.
Entre las razones para el deterioro se cuentan los altos costos de mantener un comercio en funcionamiento, en particular por los precios de las rentas y la electricidad. Para la vendedora de billetes de lotería tradicional, Monserrate Contreras, el auge de los grandes centros comerciales complica enormemente la posibilidad de llevar un negocio exitoso en lugares como el Paseo de Diego. “La gente se olvida de los pueblitos”.
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