Con
un paso lento, algo encorvado y de un tropezón, subió al proscenio el líder
nacionalista, Rafael Cancel Miranda, protagonista del conversatorio: “Hace
35 años regresé a mi Patria: Encuentro con el Héroe Nacional". En ese
ambiente de conmemoración relató sus vivencias como luchador
incansable. También, de sus enfrentamientos con la justicia, su vida
en las cárceles de los Estados Unidos y su afirmación de que no se arrepiente
de perpetrar el ataque armado al Congreso de la nación norteamericana.
“Prefiero hablar de pie, porque he vivido de pie”, comenzó diciendo Cancel
Miranda, quien se disculpó porque en esta ocasión, debido a su mal estado de
salud por la enfermedad del chikungunya, tuvo que quedarse sentado. Narró
rápidamente cómo le fue inyectado el sentimiento patrio luego de ver a su madre
llegar con su traje blanco manchado de sangre tras lograr sobrevivir a la
Masacre de Ponce en 1937.
Los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico quedaron maravillados con
la elocuencia y el buen humor del Rafael Cancel Miranda, quien junto con otros
tres nacionalistas: Lolita Lebrón, Irvin Flores y Andrés Figueroa, fue
protagonista de un atentado a tiros realizado en el Congreso de los Estados
Unidos el 1 de marzo de 1954.
El líder nacionalista, quien por su ataque "terrorista" pasó 25
años en varias prisiones de los Estados Unidos, de los cuales siete los vivió
en la ya clausurada cárcel de Alcatraz, dijo: “Nunca me arrepentiré. Ellos [los
estadounidenses] nunca se han arrepentido de bombardearnos el 12 de mayo de
1898 desde alta mar [...] matando a nuestra gente, puertorriqueños, como si
fuéramos insectos”.
También confesó que, en las cárceles que estuvo, utilizaban drogas para
calmar a los reclusos y abusaban tanto física como verbalmente de ellos.
Mientras Alcatraz era utilizada para mantener presos físicamente, la prisión de
Marion, Illinois, buscaba tener a los confinados prisioneros emocionalmente,
por lo que no le entregaban las cartas enviadas por sus familiares para que
estos se sintieran abandonados. Los reclusos se volvían locos, se ahorcaban y
se cortaban los talones, contó. Rafael Cancel Miranda relató que solo derramó
dos lágrimas en todo el tiempo que estuvo preso, y fueron al ver cómo dos de
sus amigos de reclusión iban perdiendo la cordura y caían en el juego cruel de
las cárceles americanas.
“Estoy convencido de lo que lucho y los ejemplos que conocí en mi vida, en
el nacionalismo”, esta convicción era la que lo mantenía cuerdo en las
prisiones, en las cuales pasaba mucho tiempo en confinamiento solitario,
explicó este luchador por la autonomía y la independencia de Puerto Rico.
Pero el tiempo en prisión no fue del todo desagradable. Desde adentro enseñaba
idioma, clandestinamente le ponía música patriótica a los demás prisioneros,
cultivó bueno amigos, entre muchas otras anécdotas. “A mí me salvó la cárcel de
ser colonizado, porque tengo 28 años menos de vivir en la colonia”, destacó el
líder nacionalista.
El activista que, a los 15 años creyó tener una vocación al sacerdocio y el
celibato luego de leer un libro del padre Damián de Molokai y su servicio a los
leprosos, contó ayer que, hasta el día de hoy todavía lo buscan para
matarlo. Narró que el día del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos por parte del
FBI, un avión se posó sobre su casa en dos ocasiones, que anteriormente le
habían dejado un mensaje en su celular en el cual lo amenazaban de cortarle la
cabeza y que hasta en un momento le llegaron a disparar mientras conducía por
la carretera 100 de Cabo Rojo.
El mayagüezano se define a sí mismo como, “nacionalista, porque es lo que
soy y seré hasta la muerte, nacionalista puertorriqueño y defensor de la
dignidad de mi pueblo, que es defender mi propia dignidad”. En un tiempo en el
que muchos boricuas piensan que el nacionalismo en Puerto Rico ha desaparecido,
Rafael Cancel aseguró que, en el siglo 21, el sentimiento nacional se
manifiesta de diferentes maneras, pero la esencia consiste en “amar tu nación
[...] todo el que luche por los derechos de su pueblo es nacionalista”,
insistió.
Hay una diferencia entre rebelde y revolucionario, explicó Cancel, “el
rebelde se tira sin pensarlo, el revolucionario está to’ el tiempo en control”.
Estas palabras se las dirigió a un grupo de jóvenes universitarios que se
enfrentaban a unos policías en medio de una protesta hace algún tiempo. El
suceso lo recuerda como uno de los mejores momentos de su vida.
“El hecho de que todavía hayan puertorriqueños de pie, aunque fueran diez
hombres y mujeres, eso me llena de orgullo”, expresó con una sonrisa en el
rostro.
“Si has hecho un bien en tu vida, valió la pena vivirla”, concluyó.
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