lunes, 17 de noviembre de 2014

Entre la poesía y la docencia

Servando Echeandía, distinguido poeta y profesor universitario, habla sobre sus místicas experiencias en la poesía. Sin tapujos, el autor de Variaciones, habla sobre la incertidumbre que vive a diario, debido a sus complicaciones de salud. Descubre cómo vive amparándose en el arte de las letras.

Entre el humo de cigarrillos, los libros y encerrado en el regocijo de un apartamento costero, en el pueblo de Luquillo, el poeta y profesor de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, Servando Echeandía Colón, intenta vivir  la incertidumbre de sus últimos días.

Han pasado 14 años de su derrame cerebral. De ese encuentro con la muerte heredó la soledad y la pena, la angustia y la resignación. Heredó una “condena”, una lucha existencial conjugada en el tiempo y en el encuentro entre la vida y la muerte. Según él, su mayor fortuna.

“Mientras pasan los días te vas acostumbrando al tiempo, a los sinsabores y al llanto. No es fácil vivir 14 años sabiendo que puedes morir en cualquier momento, pero he ahí la poesía de mi vida, he ahí lo que soy...”, dijo el poeta. 

Para Echeandía, un estudioso de la poesía clásica y un fiel a los versos del poeta puertorriqueño Luis Palés Matos, la poesía ha sido su modo de justificar su vida, ya que en ella define su pensar y sentir. Echeandía define la poesía como un oficio, como una búsqueda incesante de lo que no suele ver y lo que quiere siempre sentir. Para él no existen rutinas para escribir, existen momentos que llegan, momentos que no se buscan. “La poesía es una forma de mirar la vida y de meditar un poco sobre qué es este fenómeno de la vida y tratar de hacerla mejor”, sostuvo.    

En sus primeros años de estudiante en la Escuela Modelo de la Universidad de Puerto Rico (UHS), el hoy considerado uno de los diez principales escritores de poesía contemporánea del país, se sumergía en los textos de autores como Juan Ramón Jiménez y el francés Saint-John Perse. En esos textos se hallaba a la corta edad de siete años, sin sospechar que más adelante en la vida se convertiría en uno de ellos. Hoy se toma la libertad de expresar que la poesía puertorriqueña es la expresión literaria más sólida de Puerto Rico.

“Podemos hacer una lista larga de poetas buenísimos que están en la primera línea de la literatura puertorriqueña. La poesía puertorriqueña es la carta principal de la literatura puertorriqueña", afirmó el profesor. 

Servando Echeandía Colón, quien también practicó la docencia en la Universidad de Harvard a finales del siglo pasado, es el autor de un repertorio literario de alrededor 3,000 hojas de poesía que datan desde el año 1972. La mayor parte de su obra poética permanece inédita.

Hasta el día de hoy cuenta con dos publicaciones tituladas: Pretextos (2000) y Variaciones (2011). La primera le mereció el primer premio de poesía del PEN CLUB de Puerto Rico para el 2000 y la segunda le mereció satisfacción. Hoy, este profesor, que también es poeta,  solo escribe, enseña, sigue viviendo y dando vida.

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