 “Estoy orgulloso de que entraras a mi alma mater”,
“Estoy orgulloso de que entraras a mi alma mater”,Dijo mi abuela cuando la llamé para darle la noticia. Colgué esa llamada la noche antes de empezar las clases, y me acosté. Me levanté a a las cinco de la mañana para coger una jodía clase a las siete, en DMN. Que sé yo quién es DMN…de camino iba ‘enfurifollao’ de emoción.
Corrí
A llenar la tarjeta del tren, justo ahí, el tren llegó. Llené la tarjeta como alma que lleva el diablo y subí las escaleras, de la misma manera, pero el cabrón me cerró las puertas en la cara. Esperé los dichosos quince minutos del tren, con las gotas de sudor, que rodaban por mi frente por dar la “esprintiá” de la vida; siendo apenas las 6:05. Llegué a la estación de Universidad y cogí pa’ DMN o cómo se llame. Con razón mi hermano Ricardo lo odiaba tanto. Está lejos con cojones. Casi llego al Auxilio Mutuo, donde jura’o tenía una camilla esperándome. Todo el año me pasé así.
“En la calle estamos ‘ready’, pa' la calle tu está' ‘ready'"
En segundo año tenía que caminar de Bellas Artes hasta AJBR y viceversa. Pero lo mejor de ese año fue que descubrí los jueves de ‘jangueo'. Un jueves donde llegaba harto de las clases y por 5 pesos bebía y no me preocupaba por nada más. Este jueves de jangueo era en Río Piedras por si no lo sabían. Río Piedras no es como Levittown, donde vivo, aunque mi hermano dice que sí. No tiene esa playa que tanto me gusta mirar, porque no es para meterse, si te metes ahí sales ‘mutao’. Mi mejor amigo se fue a la UPR de Aguadilla, allí tiene la playa súper cerca y eso lo envidio con el alma, pero dicen que la IUPI e’ IUPI y pues, soy parte de.
Por fin empecé con mi concentración
Y para mi clase de Procesos de Fotografía me mandaron a retratar sombras y objetos por Río Piedras. Volvemos a lo mismo, no tiene playa cerca, pero me acostumbré, luego de tres años. Eran como las 10 de la mañana cuando las sombras aparecían por los edificios descuidados de esta distopía. Entre esquina y retrato, esquina y retrato, todo me parecía lo mismo. De momento encontré una “pequeña" avenida, la José de Diego, donde se cruzaban distintas experiencias y culturas. Admito que estaba ‘cagao', pero ¡que lindo se veía la gente caminando! Hasta el ‘tecato' vendiendo na’ y pidiendo la 'pejetita', adornaba la avenida. Le daban profundidad e historia. Había encontrado mis objetos. Ma’ esta decir que pasé la clase con A.
Aunque no lo crean, cuando el Sol estaba picando, era temporada de playa y no había clase, me tiré a la Ave. Universidad, al Refu… no me gusta, pero a la misma vez sí. Soy raro. Me encontré a uno de los objetos que me ayudo a sacar A en la clase, Don Miguel, cubano que lleva 15 años en Puerto Rico. Le prometí darle las fotos de mi colección que fueron expuestas ese año en la Galería Oller, allí por Huma; dónde fumé, pero no. Esa noche encontré a María, y la noche fue larga y BUUUUEEEENA, pero María se graduó y yo me quedé.
¡Cuarto año el jangueo era intensoooooou!
Iba a clases, por supuesto, pero que bueno me trataba Río…me encontré a Don Miguelo. Como lo prometido es deuda, fui a buscar las fotos que, de casualidad, las tenía en el carro. “No sé porque los tenía, pero quién soy yo para cuestionar la casualidad”. Se las entregué y el tipo hasta me abrazo y to’. “Cuídese Miguelo!” le dije. “Usted también mijo”, y se fue.
El día de mí graduación mis panas y yo nos fuimos a beber. Esta sería la última vez que Río Piedras me daría cariño. Estábamos pal de llorones mis panas y yo. Bebiendo y llorando. Esa noche no vi a Don Miguelo, pero sabía que estaba bien. No me acuerdo que pasó después…
Epílogo:
“Esto es lo que dejó mi hermano en su diario de lo que fue la IUPI pa’ él.” Mientras caminaba por Río Piedras me encontré con aquella esquina, aquella esquina donde lo apuñalaron quince veces. Estaba sentado Don Miguelo con las fotos de mi hermano pegadas en la pared. Fui a darle la noticia. Me dijo que esa noche vio lo que pasó, pero no pudo hacer nada porque era muy tarde. Me dijo que no me pusiera triste, simplemente que Río Piedras lo quería mucho y no quería dejarlo ir.
Por: Yanius Alvarado
 
 
 
 
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